Glamour y tragedia en la Venezuela de los años 50
El estilo de bolso Hermès que prefería la princesa Grace Kelly. Tocado a punto. Delicado cárdigan de angora. Finos guantes de piel y falda lápiz. Una perfecta interpretación del New Look impuesto por el diseñador francés Christian Dior en los años 50, el mismo que consiguió una legión de discípulas en la Venezuela de oro amarillo colgando en las orejas, azul abrazando la bien cuidada silueta, y rojo subrayando intenso la sonrisa blanquísima. Una imagen ‘por todo lo alto’.
Detrás del estudiado outfit de esta modelo estilizada a modo de azafata de la Línea Aeropostal Venezolana (LAV) hay una historia nada glamorosa. Y es que la aeronave de matrícula YV-C-AMA, bautizada “José Martí”, la misma de esta impecable imagen, se usó del 27 de noviembre de 1956 para cubrir el vuelo 253, con ruta Nueva York-Caracas, impactando con el Cerro Ávila, cerca del Hotel Humboldt, poco antes de llegar al aeropuerto.
La gente de Galipán todavía recuerda el dantesco escenario que encontraron en el sitio del accidente: los restos de los 25 ocupantes de la nave quedaron esparcidos en el denso bosque montañoso, entre destellos de un cargamento de relojes de oro de la exclusiva firma americana Bulova, que venía a saciar la sed de opulencia de la élite caraqueña.
Entre los muertos se contó al beisbolista estadounidense Charlie Peete, outfielder de los Cardenales de Saint Louis, su esposa Nettie y sus tres hijos pequeños. Peete viajaba para jugar en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, reclutado por el equipo Industriales de Valencia.
El siniestro se recuerda como uno de los peores accidentes aéreos de Venezuela .