Miguel Tortolero: estrella fugaz de la fotografía de moda
Miguel Tortolero fue un fotógrafo de moda venezolano que empezaba a hacerse conocido cuando nos dejó con apenas 26 años y miles de ideas por ejecutar.
Lo conocí en 2010 cuando Ricardo Suárez, recordado por caracterizar a la célebre dragqueen Miss Veneno Fraimpark, lo ayudó a colarse en el backstage del Fashion Week Venezuela realizado en el Hotel Hesperia World Trade Center de Valencia. Ahí Augusto Briceño, que ya me hacía reportes exclusivos en sus navidades neoyorkinas, me dijo: “te voy a presentar a un amigo que hizo unas fotos buenísimas”.
Cuando me mostró las imágenes en la pantalla de la cámara, pensé: aquí hay algo; las tomas de Miguel me recordaban a esos divertidos tras bastidores que veía en Vogue Runway, perfectas para lo que quería lograr con la sección Estilo, reflejar la moda venezolana pero despojada de todo acartonamiento que fuese la regla para entonces. Se las pedí para publicarlas en El Carabobeño, y ahí empezó nuestra amistad y vínculo creativo.
Para ese momento en Valencia habían, como ahora, varios fotógrafos de moda. Miguel, originalmente de Bejuma, era uno de los que más destacaba frente a mis ojos porque tomaba distancia al salirse del ambiente controlado del estudio, la garantía de la modelo linda (y predecible) y la ropa de ‘señora bien’. Se arriesgaba, como buen outsider, con talento puro, una formación técnica bien andada -en parte realizada en Centro Cultural Eladio Alemán Sucre (CCEAS)- y un gusto infinito por la moda.
Sin duda, su trabajo se podía adaptar con holgura a los típicos estándares de belleza de ser necesario pero, dejado a sus propios recursos, no le tenía miedo a lo excéntrico, al sentido del humor y hasta a lo bizarro.
No sólo tenía un punto de vista único, sino también una gran disposición a hacer las cosas sin divismos ni sectarismos, con ese espíritu comunitario y colaborativo del que tanto se habla ahora, con el que fue ganando colaboradores y afectos que apostaban -que apostábamos- por él: Alexis Ávila, Augusto, Ricardo, Alejandro Dejay, y muchos más que se sumaron a su gran energía.
Se pierde de vista lo que hubiese alcanzado Miguel de haber contado con más tiempo, pero nos dejó con varias tomas que de tanto en tanto reviso, guardándole no sólo cariño sino también admiración a su trabajo como fotógrafo de moda.